Toda revolución industrial, para ser considerada como tal, tiene que introducir algún elemento disruptivo en las mecánicas de trabajo que conduzca a una mayor eficiencia de los procesos, que a su vez eleve el bienestar de sus trabajadores. Los expertos consideran que hoy el mundo está viviendo su cuarta revolución industrial, la revolución 4.0, donde lo digital empieza a copar muchos de los procesos de las empresas. Pero esta vez, hay una variante diferente:“Por primera vez, las actividades susceptibles de ser sustituidas por la tecnología ya no son solo las que requieren poca cualificación”, afirmó esta mañana Valentín Bote, director de Randstad Research, en la presentación del informe La digitalización:¿crea o destruye empleo?, realizado por la citada consultora de servicios profesionales.

En el año 2030 España será uno de los países más amenazados por la falta de perfiles digitales.
Y la conclusión de esta es que, a diferencia de la idea extendida, los avances digitales no solo no destruirán empleo, sino que lo crearán. En los próximos cinco años, en España se crearán 1.250.000 de puestos de trabajo vinculados a las nuevas tecnologías. De ellos, 390.000 serán perfiles que Randstad identifica como STEM, acrónimo en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. “Estos serán la fuerza motriz de esta revolución industrial. Su demanda crece a dos dígitos y va a seguir aumentando de una forma constante”, describía Bote. Cada puesto de trabajo ocupado por personas de estas características creará, a su vez, otros dos de lo que Randstad llama empleos inducidos, más enfocados a tareas técnicas y que darán soporte a los STEM. Aquí, los perfiles formados en Formación Profesional (FP) de ramas industriales, sobre todo en electrónica o mecatrónica, tendrán una amplia ventana de oportunidad. Los 168.000 empleos restantes para alcanzar los 1.250.000 puestos de trabajo serán indirectos, generados por el crecimiento de la demanda interna derivada de los nuevos perfiles.

Esa cifra, aclararon los responsables de Randstad, será alcanzable si durante los próximos años no se producen grandes cambios en ámbitos como la fiscalidad, la política educativa o la formación para el empleo. “La cifra puede variar a mejor o a peor, no es insensible a los cambios. Pero el fenómeno es imparable. Si se toman decisiones que lo dificulten, el empleo se creará igualmente, pero eso sí, fuera de España”, advirtió Valentín Bote.
Por tanto, con el escenario actual y si no hay cambios de calado, esa creación de empleo ligada a la disrupción digital parece segura, o al menos así lo prevé el citado informe. Pero el problema no es lo que vendrá en los próximos cinco años, sino a largo plazo.
Competencia

El estudio destaca que, si no se toman decisiones que impulsen la formación en materias STEM, en el año 2030 España será uno de los países más amenazados por el déficit de talento. Importarlo también será una tarea ardua, ya que la mayor parte de los países del entorno europeo también pelearán por esa mano de obra cualificada.
Esto sucederá por el descenso progresivo de los titulados en materias relacionadas con la digitalización. Desde el curso 2011/2012, los alumnos matriculados han bajado cada año:de 415.769 a los 345.976 del curso pasado. Además, Randstad proyecta que los titulados alcanzarán su máximo en 2017, con 69.295 alumnos, para comenzar una tendencia negativa durante los siguientes cinco años. Si ahora, la demanda anual de perfiles STEM es de 150.000 puestos al año y se cubren la mitad, en 2030 la descompensación será mayor.
Los cálculos dicen que la generación de perfiles STEM disminuirá en España en los próximos cinco años a un ritmo superior al 3% anual. Las empresas también tendrán que afrontan un proceso de readaptación de parte de sus trabajadores a estas áreas: “No hay que dar por perdidos a los trabajadores de más edad o a los desempleados de larga duración. La recualificación supone un esfuerzo y una planificación, pero es necesaria”, reconoció Bote, para quien “el escenario a medio plazo es complejo”.
El reto, añadió, “es que las universidades formen personas que sean empleables en todo el mundo, y tener empresas en España que atraigan a los profesionales de aquí y del resto de países”. Para abordar este problema, Randstad propone que el sistema educativo se centre en fomentar habilidades y competencias, de manera que esté vinculada a las necesidades tecnológicas de las empresas y que defina qué ocupaciones y tareas van a ser esenciales en el futuro.
En cuanto al mercado laboral, recomienda que sea dinámico y flexible, que extienda la formación a las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, que fomente la empleabilidad y facilite la movilidad. Y, sobre todo, que el mensaje llegue a los jóvenes:“Que tomen la decisión sobre lo que serán a lo largo de sus 40 años como profesionales con todos los elementos de juicio: hay profesiones que garantizan el pleno empleo, y otras no”, resumió Valentín Bote.