Como ya leíamos en muchos de nuestros medios de comunicación nacionales como, por ejemplo, el Diario de León, la alta tasa de paro asola a muchas ciudades y regiones con ciudadanos a la espera de conseguir un empleo. Pero un análisis pormenorizado, al detalle, de la fría estadística saca a la luz una realidad que es aún mucho más preocupante: la de los jóvenes, aquellos que en su mayoría están sufriendo como nadie la falta de oportunidades que les permitan acceder a ese empleo, tan necesario para salir adelante por sí solos.

Además, el mundo laboral hoy día pide, casi exige, profesionales preparados y formados. Y ahí también radica el problema. El hecho de que gran parte de los jóvenes que ahora están a la espera de un empleo no tengan ni siquiera la Educación Secundaria Obligatoria demuestra bien a las claras que se hace imprescindible poner en marcha políticas de formación, que permitan reciclar a estos jóvenes para que tengan las mismas oportunidades de acceder al mundo laboral.

Por eso se impone que las administraciones, la Junta a través de sociedades como el Ecyl y el Gobierno central, con el Servicio Público de Empleo, impulsen el acceso a esta formación. Para lo que deben poner en marcha, desde estos servicios públicos, las medidas necesarias para que se le ofrezcan a estos jóvenes y a todos los parados los cursos que les sirvan para adquirir una formación que está claro no poseen. Sean cuales sean sus circunstancias.

Una formación que se está demostrando fundamental y una prioridad para poder hacerse un hueco en un mercado laboral en el que tanto se valoran los conocimientos y aprendizajes formativos.